Entre feria y feria… El Pabellón Artístico en mi recuerdo. Villarrobledo y Alicante – 2009-XII-16

Queridos lectores, cuando hice las prácticas de biblioteconomía y archivística le pedía a mi dilecto profesor José Manuel Mora que me enviara a mi propia casa, pues allí bien las podía realizar y salir experto entre los libros centenarios que tengo y las colecciones de papeles  que atesoro como historiador. Pero no… me mandaron a biblioteca Gabriel Miró, pero oigan ustedes nada de reproches, que guardo gratos recuerdos de allí: de los fondos y legados que custodian y de dos profesionales de los que aprendí mucho, Rosa y Juan; éste último terminó de formarme en catalogación, yo creo que hizo la tarea más ardua y paciente que me daría mi valía profesional en futuras bibliotecas. Constante viajero solitario que me regaló20161103_121446 sus reglas de catalogación cuando se prejubiló, y del que me acuerdo muchas veces ahora que viajo solo: de sus consejos, viajes y modo de vida (no creo que nunca lea estas líneas, pero que sirvan de homenaje a esas personas anónimas que se cruzan en tu vida para aportar cosas buenas).

Al lío lectores, que me voy por las ramas. En estos días de descanso me puse a reordenar esos miles de papeles que os digo que tengo; más que ordenar, releerlos, cambiarlos de lugar y sorprenderme (o hacerme el sorprendido) al ver alguno que ya ni me acordaba… así disfruto yo desde que era pequeño.

Ayer apareció un pequeño libreto, facsímil de algún otro de los años cincuenta: Pabellón Artístico, único en España reza su título. Por lo que he decidido hablaros de él.

Se trata de una vieja atracción de feria formada por dioramas representativos de una España costumbrista de principios de siglo, cuyos personajes autómatas se mueven y te imaginas lo que dicen al leer pequeñas coplas que hay en sus cartelas.

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Interior del Pabellón Artístico

Los autómatas siempre han sido seres misteriosos y admirados, figuras que hacían los relojeros por conocer el engranaje de sus mecanismos… Carlos V ya los coleccionaba en el s. XVI. En el s. XIX se pusieron de moda, desde los más simples o los más complicados, asociados a los magos y prestidigitadores (recordemos que mi gran Méliès, mago y cineasta, se retiró al anonimato regentando un pequeño quiosco de autómatas que él reparaba, propios de su profesión). Yo creo que hasta los años 80 estabieron vigentes, ¿quién de la generación EGB no ha tenido una hucha de las que por algún mecanismo motor era succionada la moneda? Pero amigos, en cuestión de 20 años llegó todo lo digital… y adiós a esos sanos juguetes que durante generaciones nos han dejado boquiabiertos.

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Entrada y carrillón musical del espectáculo

Nos retrotraemos a ese periodo entre mi infancia y mi juventud, ¿10 u 11 años? No me acuerdo. Agosto. Feria de mi Villarrobledo natal. De esas noches que nos acercamos a dar una vuelta (íbamos mis padres y yo solamente) y allí estaba una vieja atracción que nunca antes había llegado a la localidad y que con plena certeza os diría que fue su última gira como tal. Se trataba efectivamente del Pabellón Artístico. Mi madre, como buena madre que quiere ver a su hijo contento me ofreció subir en varias atracciones, a las que me negué por no querer subir solo. Cuando llegamos allí volvió a insistir y accedí. Cuantas veces le debería haber dado las gracias por aquella insistencia. Pude ver in situ y con la misma finalidad  que un día nació aquel viejo carrusel de feria.

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El diorama del Sr. Ventura… modificado por los tiempos políticos: de «republicano de acción» a «nunca metido en acción»

Mi madre insistió porque ella con unos 6 años lo había visto en otra feria de Villarrobledo, pero cuando se ponía en la Plaza de Abastos, concretamente en laesquina de la C/ San Clemente. La vio con mis abuelos y se echaron grandes risas al ver aquellas escenas, de hecho muchas las recordaba y las comentamos cuando yo salí.

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Imagen que distorsionaba la realidad de la sociedad de aquel entontes, un tanto machista. Mientras la madre se «enpolva la cara», dice el marido: ¡Cuánto tiene que sufrir! / el hombre cuando se casa / más le valiera morir / antes de levantar casa.

El concepto de humor cambia, a mí me sorprendió ver aquellas imágenes, pero no tanto como les tuvo que sorprender a la generación de nuestros abuelos  que nacieron sin televisión y mucho menos a la de nuestros hijos que parecen haber nacido con un teléfono  móvil.

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Eran escenas antiguas con un humor antiguo… soldados, suegras, toros… los novios que se besan cuando la madre que los vigila se gira, o el gato con plumas en la boca tras comerse el pájaro de unos niños, son escenas que hoy no impresionan hoy en día y nos recuerdan a épocas pasadas.

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Humor pícaro

Me acuerdo de la atracción de espejos cóncavos y convexos que deformaban a la persona que se ponía frente a ellos para así reírse un rato…. Atracciones con las que mis abuelos se lo pasaban muy bien pero que hoy ya no tendrían sentido ante el «factor sorpresa» de la deformación… si nuestro móvil hace videos a tiempo real poniéndonos orejas, ojos y hocico de perro o cervatillo….

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Hace unos años, Manuel Ferrando, un particular de Alicante compró y restauró el viejo carrusel construido  en la provincia de Córdoba por Antonio Valle a finales del s. XIX y que fue regentado por tres generaciones de su familia; siendo el hijo de este (afincado ya en Alicante) el que construyó hacia 1920 el que yo pude ver y fotografiar. Muchas de las imagines se las hicieron imagineros valencianos en esos años. La rehabilitación tuvo que ser una tarea ardua con aquellos engranajes, poleas y correas que funcional al unísono para dar vida a tanto escenario. Y durante los días de Navidad el Corte Inglés lo expuso como atracción navideña en la Avd. Maisonnave.

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El destape… otro clásico semi clandestino que robaría risas y caras de sorpresa

Pasé varias veces, previo pago en taquilla y recepción de librillo facsímil explicativo. Estaba perfecto… una maravilla que pude ver ya con ojos  adultos y nostálgicos… recordando el amor y cariño de mi madre  aquella feria de mi niñez, viendo una atracción viva que divertiría a cientos de personas…  e imaginándome mentalmente a mis abuelos releyendo días después aquel librito que te daban con el texto y fotos del Pabellón Artístico, único en España.

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otra escena que se podía ver: Manolete siendo corneado por Islero en Linares (1947)

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Zapateros, imágen que desapareció y recicló en otra, pues variaban según la época y los gustos

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El pabellón siendo trasladado en barco y colocado en alguna feria local

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Francisco Sevillano Colom, archivero mayor del reino. Oropesa del Mar (Castellón) – 2016-X-14

Os escribo desde mi pequeña y natal Olba (Teruel); me queda muy poco para regresar a la urbe y continuar con la voracidad de nos marca esta sociedad “Nespresso” en la que vivimos. He decidido dedicaros unos minutos,   aprovechando este rato de tranquilidad que me brinda mi café matutino y la sierra de Gúdar que guarda el río Mijares frente a mí.

Oropesa (Castellón) me ha sorprendido. Me he acercado a ella desde la cautela del no saber. Esperaba encontrar un «Benidorm castellonense» lleno de turistas y monumentales edificaciones de apartamentos, pero no amigos, me he encontrado con un pequeña pueblo con aires mediterráneos.

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Calle de Oropesa del Mar

Mi último viaje me ha llevado a ver varias ciudades, cada una por un motivo en particular, siendo tal vez Oropesa del Mar el motivo más familiar, amigable, desconocido, histórico y por qué no… más vinculado a mi Villarrobledo natal.

He de decir que solo visité su casco antiguo… como toda ciudad de costa tendrá sus barrios dedicados al turismo y a la especulación, pero el centro de la ciudad es una maravilla (al menos en octubre), lleno de casitas bajas, con sus habitantes autóctonos que no dudan en ayudar al viajero perdido.

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Muralla del s. XVII, de trazado recto con baluartes en las esquinas. En el trozo de lienzo de la foto se instaló la prisión en aquellas fechas

El casco de Oropesa se sitúa sobre una colina, no muy cercana a la playa. A medida que subes por sus empinadas calles de casas blancas, cuidadas y repletas de buganvillas en flor, te retrotraes a otras épocas de estrechas callejuelas  medievales… y no es de extrañar porque debes atravesar los lienzos de su antigua muralla perfectamente conservados para llegar al cenit: la iglesia capilla de la Virgen de la Paciencia, construida en 1589 por mandato de la Señora de Oropesa a través de la Carta Puebla.

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Iglesia de Oropesa

Al estar intramuros fue hospedaje para los primeros repobladores cristianos, y lugar de culto para la Virgen del Rosario. La talla recibe el actual y curioso nombre porque en 1619 se produjo en Oropesa una razia de piratas que saquearon a la población, por lo que la imagen se llevó al convento de carmelitas de Valencia para su salvaguarda. Allí fue restaurada pacientemente por las monjas… tan pacientemente que se mereció el sobrenombre. La talla fue devuelta a Oropesa casi 400 años después.

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Interior de la iglesia. Destaca la azulejería del s. XVIII procedente de Alcora

La nota curiosa, y una de las razones de mi visita, es la relación de Villarrobledo con Oropesa, vinculadas por la figura de Francisco Sevillano Colom (hijo, nieto, biznieto y un largo etcétera de villarrobledenses por vía paterna).

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Francisco Sevillano Colom (1909-1976)

Soy amigo del hijo de éste, también Francisco Sevillano, con el que arreglo y desarreglo el mundo en lo que dura un café. También somos parientes, y así nos tratamos, ya que el abuelo de mi bisabuelo era hermano de su bisabuelo ¡¡toma ya!! (de ahí las dos generaciones que nos llevamos y el segundo apellido de mi padre en común). Siempre me ha fascinado su vida viajada y leída, llena de anécdotas que te dejan la boca abierta… como la de su padre, que ostenta la nomenclatura de una calle en el centro de Oropesa, así como el darle nombre al centro de jubilados. Y no es para menos, queridos lectores, el curriculum de Francisco Sevillano Colom es amplio, dedicado a la cultura y a la investigación.

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Su padre fue Juan Sevillano, abuelo paterno de mi amigo, pastor al servicio de los Giménez de Córdoba en Villarrobledo hasta que se fue al Servicio Militar. Allí despuntó por su valía intelectual, y pudo estudiar hasta ingresar en el Cuerpo de Carabineros; cuerpo armado creado en 1829 dedicado a la vigilancia de puertos y fronteras (en 1940 sería absorbido por la Guardia Civil, hecho que Juan no conocería porque murió en 1937 en Tarragona). En este periplo se casaría con la valenciana Francisca Colom.

Estaba destinado en Oropesa en 1909, como ciudad de costa que es, cuando el 5 de septiembre nació su hijo Francisco Sevillano, oropesino pero muy vinculado a Villarrobledo como os podéis imaginar queridos lectores.

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Hogar del Jubilado: Francisco Sevillano

Con el tiempo se licenció en Filosofía y Letras (ser medievalista será su pasión), y entro a formar parte del Cuerpo de Archiveros, bibliotecarios y arqueólogos. Escribió numerosas publicaciones (unas cuarenta obras) entre ellas la historia de su ciudad natal, de ahí el tributo que Oropesa le rinde.

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La Historia de Oropesa publicada en 1953 por Francisco y dedicada a sus padres, el villarrobledense Juan Sevillano y la valenciana Francisca

Fue el secretario (aquí sí que puedo utilizar perfectamente la manida frase de “archivero mayor del reino” y quitársela por un rato a mi estimado profesor y compañero Fernández Cabello) en el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona). Leerá su tesis doctoral en 1946: «Valencia urbana medieval a través del oficio de mustaçaf«. Años después estará al servicio de la UNESCO como jefe de la unidad móvil de microfilmación por América del Sur y países árabes de África (1959-1965), y es que Sevillano era un auténtico políglota: además de castellano y valenciano/catalán, hablaba inglés y francés perfectamente, defendiéndose en italiano y traducía a la perfección textos del latín, griego y árabe clásico.  Una vez que regresase definitivamente de su exílio (y posterior depuración como buen intelectual que era), pasó a dirigir el Archivo del Reino de Mallorca (1966-1976), . También dio clases en la universidad con la asignatura de paleografía por sus grandes conocimientos en este terreno. A més a més, que dicen los valencianos, participó en numerosos congresos nacionales e internacionales.  Finalmente  formará parte del equipo del Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Barcelona; ciudad donde le sorprenderá la muerte con 66 años, el 17 de febrero de 1976, siendo enterrado en el cementerio de Collserola.

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Antiguo cine de Oropesa entre las calles Estación y Fco. Sevillano

Mi amigo Francisco, en la “última curva del camino” parafraseando a Baroja, decidió regresar a Villarrobledo, como hijo adoptivo a fin de cuentas y oriundo de allí, para esperar el Nirvana. Una gozada para quienes lo conocemos y podemos compartir charlas con él. Hace años viajó junto a Leopoldo Sevillano, también pariente y amigo nuestro a Oropesa para ver la calle de su padre; en el día del cumpleaños de Leopoldo (que ya nos falta), decidí hacer yo este viaje y así unirme con ellos en algún plano, aunque sea el mental. Namasté.

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Detalle de la arquitectura contemporánea de Oropesa. 1927

 

Para saber más:

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Francisco Sevillano Colom (1909-1976)

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El Campo de Concentración de Miranda del Ebro (Burgos) – 2016-VI-13

Llevo tiempo sin contaros mis peripecias más allá de las fronteras en las que me hallo encerrado.  He regresado hace poco de un viaje por tierras burgalesas… por la estepa castellana que reza el poema de Machado […] Por la terrible estepa castellana, / al destierro, con doce de los suyos, / polvo, sudor y hierro / el Cid cabalga […]

De todas las cosas vistas… que no han sido pocas como os podéis imaginar, hoy os voy a contar sobre el Campo de Concentración franquista de Miranda del Ebro. Sobre todo, queridos lectores, permitidme la licencia de escribir pensando esta vez en mi familia, desconocedora de la historia que al final voy a relatar.

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El Campo de Concentración de Miranda del Ebro, situado al noreste de Burgos, fue creado en 1937, en plena guerra civil. En poco tiempo las tropas franquistas hicieron en el frente del Norte muchos los presos republicanos, por lo que en julio de aquel año se crearon cuarto campos para recluir a estos… siendo el de Miranda uno de los principales: situación cercana al frente y buenas vías de comunicación por tren y carretera, eran sus ventajas.

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Antiguo paso a nivel

Se obligó a los mirandeses su construcción forzosa, utilizando los restos del antiguo Circo Corzana. Miranda había sido un pueblo leal a la República, no como el resto de la provincia (recordad amigos que en Burgos se estableció el Cuartel General del bando rebelde), por lo que el sometimiento de esta localidad fue más virulenta que en otras ciudades. En dos meses los 42.000 m² del campo de concentración estaban en activo albergando presos del ejército republicano.

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Senda por la que pueden ver los pocos restos. Al fondo: en primer plano cimentación de una garita, al fondo caseta de guardia y lavadero

Las condiciones… imaginaros lectores míos… pésimas y lamentables. El campo, situado a las afueras y limitado por la vía del tren Castejón-Bilbao y el río Bayas, se hizo para 1500 prisioneros… superando ese aforo al poco de su construcción. Son numerosas las crueldades que los supervivientes contaron después.

A partir de 1941 ya eran pocos los españoles que se encontraban en este campo, ya que el gobierno franquista decidió dejar este campo de concentración para los extranjeros que lucharon a favor de la República: los brigadistas.

En 1940 Himmler (“simpático señor” nazi, comandante jefe de las SS, y responsable de ordenar la sistemática matanza de millones de judíos, polacos, gitanos, enfermos mentales, comunistas y un largo etcétera), amigo de Franco y sobre todo del cuñadísimo Serrano Suñer se interesó y visitó el campo; y desde 1941 a 1943 el campo fue dirigido por el nazi Paul Winzer (después Franco le vio las orejas al lobo y empezó a distanciarse de la coalición ítalo-alemana; y su cuñado destituido por germanófilo).

El campo de Miranda se clausuró en 1947, trasladando a los presos existentes a otras cárceles. Hasta esas fechas se refugiaron muchos nazis huyendo del hundimiento del III Reich, contando con 3700 presos de 58 nacionalidades. Fue el último Campo de Concentración existente en España. Hoy quedan pocos restos para visitar, todos ellos fuera del perímetro vallado de una fábrica que está asentada en lo que fuera el campo. No es fácil llegar a los restos amigos, os explico para los más curiosos, tomad nota: llegados a la avenida Ronda del Ferrocarril de Miranda debéis buscar en el parque contiguo una pista para monopatines, esa calle os conducirá a la puerta de la referida fábrica, recuperada en 1952 por sus antiguos propietarios. Allí veréis un antiguo e inutilizado paso a nivel, y antes de llegar al nuevo (no hay que cruzar la vía), bordeando la fábrica a mano derecha encontrareis la senda que deja ver los pocos y señalados restos que han perdurado, siendo el colofón un escondido y casi oculto monumento.

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Restos de la caseta de guardia

NOTAS FAMILIATES

Y ahora os voy a contar mi interés personal por viajar y conocer este campo de concentración. Se sabe poco de las aventuras o desventuras sufridas por mi abuelo paterno Luis a  lo largo de la guerra civil. Tan solo dos anécdotas recogidas por mi padre sine loco et anno (que dirían los romanos); son las únicas a las que yo he podido acceder por boca de mi padre cuando era pequeño, y permitidme que me las guarde para futuros escritos.

Mi abuelo Luis nació en  enero de 1914 (Villarrobledo), por lo que era de la quinta de 1935. Realizó el servicio militar en Tarragona. Y en el momento que estalló la guerra él fue de los primeros en ser movilizados por la República.

Se sabe o creemos saber que estuvo en Guernica. Por lo que a mí me lleva a pensar que estuvo en la Campaña del Norte (País Vasco, Asturias, Cantabria…), que abarcó desde marzo a octubre de 1937, momento en el que el bando rebelde se hizo con el control de todo ese territorio. Tuvo que ser en aquellas fechas y por aquellos frentes cuando mi abuelo fue hecho prisionero y enviado al cercano Campo de Concentración de Miranda de Ebro.

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Lavadero para los presos

Posiblemente nadie de mi familia conozca estos hechos, él que lucho en el cuerpo de artillería apenas contó los horrores que supone una guerra civil para la población. Fue su hermano Juan, quien hace más de 10 años me puso en sobre aviso,  que junto a los testimonios de mi tía Rosario y otra familia he podido recomponer brevemente esta historia.

Mi abuelo Luis era jornalero en mi Villarrobledo natal (bracero en otras latitudes), un hombre campechano y afable con todo el mundo, a la par que “rudo” y fuerte en lo que al trabajo se refería (tanto que aún hoy perdura su fama de trabajador en Villarrobledo). Como tantos y tantos campesinos, no tenía afiliación política, ni entendía de aquello…  por lo que al explotar la guerra y estar en Tarragona haciendo la mili se vio inmerso en un bando, en este caso el republicano hasta que fue hecho prisionero.

No se sabe el tiempo que permanecería preso en Miranda del Ebro. Allí coincidió con varios paisanos de Villarrobledo, entre ellos Francisco Ramírez. La familia de este es la que me terminó de confirmar su presidio, pues muy abuelo se portó generosamente con su paisano; hecho que Francisco siempre contó a sus descendientes emocionado y agradecido, de la misma manera que hoy ellos lo cuentan.

Mi abuelo con una generosidad pasmosa cuidó a  Francisco Ramírez durante aquel invierno de 1937 en Miranda (fue el invierno más crudo del siglo llegando a -20º). Le dio su tabardo (abrigo recio) para que no pasase frio aunque él si lo sufriera; y durante muchas jornadas le daba o conseguía comida para ambos. Este les decía a su familia: “Si no hubiera sido por Luis Madero…”

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Depósito de agua para el Campo de Concentración

Su padre, Juan Antonio Ramírez, como padre hizo lo imposible para sacar a su hijo con vida del Campo. Consiguió y mandó muchos avales al cura de la prisión… de los que este hizo caso omiso, hasta que se presentó personalmente en Burgos y Miranda y se trajo a su hijo y a otro paisano a Villarrobledo. Su padre no lo reconoció al verlo. Contaba la familia que estuvo tres días sin parar de comer a su regreso.

Mi abuelo Luis no tuvo tanta suerte. En aquel campo de concentración se clasificaban a los presos por sus “delitos”: criminales comunes; no hostiles al “Novimiento Nacional” que luchaban en el bando republicano por hallarse en él cuando explotó la guerra; desafectos sin responsabilidades (voluntarios republicanos) y desafectos con responsabilidades (voluntarios con mando).

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Semi oculto, el pequeño homenaje a los presos (1996)

A los desafectos se les obligaba a trabajos forzosos, y a los no hostiles (y algunos desafectos sin responsabilidades) se les reintegraba en el bando sublevado como soldados. Y esa fue la suerte que mi abuelo corrió, tan ajeno del conflicto ideológico como al principio, pues muchos años después  (ya en democracia) le contaba dubitativo a su nuera: “yo, chica, creo que luché en los dos bandos, primero con unos y luego con otros”.

Tras su liberación de Miranda fue llevado a Burgos, capital de la zona rebelde, para luego ser “reintegrado” en el bando franquista. De su paso por Burgos sabemos que recaló en el antiguo cuartel de caballería, hoy desaparecido, situado al otro lado del río Arlanzón justo donde hoy se encuentra la vasta extensión del museo de la Evolución Humana (Artapuerca). Allí, contaba mi abuelo, que cuando llegó… con tanta hambre, que fue buscando trozos de pan y medios chuscos, de tal manera que llenó un caldero y mojados con leche que consiguió se lo bebió él solo practicante de un trago.

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Museo de la Evolución Humana, antio cuartel de caballería. os recomiendo una cerveza con vistas al río y la magnífica catedral burgalesa

Poco más he podido recabar del periplo de mi abuelo Luis. Con la satisfacción de saber que fue un hombre generoso.

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De toros en Guisando. El Tiemblo (Ávila) – 2016-II-20

En mi último viaje a tierras abulenses pude esparcirme mentalmente y retroceder en el tiempo al visitar los afamados Toros de Guisando. Allí estaban ellos… impertérritos, pastando plácidamente como si la actualidad Europea no fuera con ellos.

Amigos, para llegar al conjunto hay que viajar por carretera nacional (y mirad que no soy muy amigo de ellas), concretamente por la N-403 que va desde mi Toledo natal a mi Ávila natal, pasando por el San Martín de Valdeiglesias natal de mi amigo García Blandín (localidad que existe, oigan ustedes, lo mismo que mi Teruel). Un poco más adelante está El Tiemblo; localidad de unos 4000 tembleños situada junto a las estribaciones de la  Sierra de Gredos. Allí, entre ambos pueblos, veréis perfectamente señalado la desviación para visitar el conjunto.

Los cuatros bichos están en el término de Ávila, enfrente del Cerro Guisando junto a la Cañada Real Leonesa (aquellas que ya os expliqué algo cuando viajamos a La Mesta)  y a escasos metros del arroyo Tórtolas, casi frontera natural con la provincia de Madrid.

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Los famosos Toros de Guisando

Los toros o verracos (cerdos sementales) llevan allí desde los romanos… fijaros si ha llovido ya unas cuantas veces sobre ellos; y ahí están… como si nada, jóvenes y lozanos, manteniendo el tipo con el frío. Éstos son más antiguos, concretamente del pueblo vetón (s. IV –I a. C. se calcula)… vamos que eran los primos hermanos de los íberos en otras latitudes peninsulares.

 

Se desconoce el porqué de su existencia, y como a los españoles no nos gusta especular… pues dándole a la sin hueso desde los tiempos de Nuestro Señor Jesucristo fijaos amigos si han surgido hipótesis: que si eran dioses protectores del ganado, que si hitos de las cañadas, que si monumentos funerarios, que si fines religiosos, que si marcadores territorial, bla bla bla bla…

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Concentración de toros / verracos en Castilla

La verdad es que el pueblo vetón era muy ganadero (zona de Ávila, Salamanca… parte de Cáceres, Toledo y Zamora); vivía de él y talló en granito toscamente muchos de estos animales buscando la representación más realista: pliegues en el cuello, atributos sexuales, oquedad para la incrustación de cuernos…

Del pueblo vetón hay muchas representaciones similares, siendo estos los más conocidos, representativos y estudiados. Yo en la EGB me acuerdo de verlos en aquellos libros ochenteros de Anaya. Sirva hoy mi homenaje a ellos.

La curiosidad es que haya cuatro juntos. Y eso no se le debe a los vetones, sino a los romanos. Algún iluminado romano los vio por ahí desperdigados y decidió juntarlos. ¿Con qué fin? Se desconoce, posiblemente para algún monumento funerario o (y esto es una teoría que yo me saco) para que sus hijos pequeños jugaran a los caballitos en su chalete (será que no nos gusta llevarnos cosas a los chaletes, y eso tiene que venir de viejo). De ahí que uno de los toros esté grabado en latín: Longinos lo hizo a su padre Prisco de la tribu de los calaeticos.

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Verraco con la inscripción latina

El conjunto está muy cuidado y protegido. Cuesta 2€ de nada entrar, para asegurarse la limpieza y el respeto al patrimonio. Que mejor así, que a estos pobres toros los pillan en la Comunidad Valenciana y nos hacen cuatro rotondas como cuatro soles; y se quedan tan panchos los alcaldes.

El cercado, y sobre todo un tozo de éste, el más alto y antiguo permaneció a una venta, de esas que había junto a los caminos.

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Reza la cartela superior: En este lugar / fue jurada doña Isabel la Católica / por princesa y legítima heredera / de los reinos de Castilla y de León / el 19 de septiembre de 1468

Ésta se llamaba Venta Juradera. Juradera de jurar… y ahora veréis por qué. Saltamos en el tiempo unos 500 años, concretamente a 1468: Cristo ha nacido ya, los romanos se han ido a pique, la peste bubónica ha arrasado Europa y en mi Villarrobledo ni ha pernoctado Santa Teresa aún, ni el Virrey Morcillo ha nacido todavía.

Allí, ya digo que solo queda un paredazo de piedra con una cartela grabada en 1924, el rey de Castilla Enrique IV se juntó con su hermana Isabel (Isabel la Católica, la madre de la que fui a visitar en Peterborough); eran hermanos solo de padre (Juan II). Allí la Isabel con los nobles castellanos le hizo la trece catorce a su hermano y a su sobrina…

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y éste terminó jurando allí mismo que tras su muerte no sería su hija Juana la reina (llamada Juana la Beltraneja por «rumorearse» ser hija del favorito de la reina: Beltrán de la Cueva), sino ella, su hermana Isabel (y así fue). Como afirmó Andrés Campos en 1998, allí el rey dijo en relación a su hija Juana: «no fuese por él engendrada, la cual la adúltera reina había concebido de otro varón y no de él». Ello equivalía a declararse cornudo e impotente.

Lo insólito es pararse allí junto a los cuatro bichos que miran al cerro de Guisando… y pensar… ¿sería por palacios? ¿era necesario juntarse en un bar de carreteras para hacer tamaño juramento que pasaría a la historia de España?

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Guisando 1908, foto anónima

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El palacio versallesco de los Gosálvez en Casas de Benítez (CU). Villalgordo del Júcar (Albacete) – 2016-I-03

¡Ay lectores míos! ¡Cuán abandonados os tengo!

Llevo unos días pensando en esta entrada, y me sorprendo algunas veces riendo yo solo por las calles albaceteñas por las ocurrencias, a cada cual más disparatada, que os contaría. Lástima que después la Señora Prudencia me dice “detente en ti” (como cita un antiguo verso de una oración popular de mi Villarrobledo natal).

Hoy viajamos 50 Km. al Noroeste de la provincia albaceteña, a Villalgordo del Júcar. Población de unos 1500 habitantes a orillas del río Júcar, que hace además de frontera natural con el término de Casas de Benítez (Cuenca), donde se halla nuestro palacio (de ahí el título rebuscado de la entrada). Del resto del pueblo se puede destacar su iglesia parroquial de Santa María Magdalena, de una sola nave, que data del s. XVII; tosca y sin muchas florituras.

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Recreación del palacio de los Gosálvez, al más puro estilo de Versalles

Fue el pasado 3 de enero, con la resaca de las navidades aún en nuestros cuerpos cuando viajé con mi amiga Carmen y mi pequeño Manu a esta localidad. Después del café en una auténtica fonda donde las mujeres son miradas con extrañeza, salimos con la energía suficiente para combatir el recio frio manchego.

El acceso al palacio está prohibido, vamos a empezar por ahí. Pero no os preocupéis queridos lectores, el edificio está más transitado que el Pincho de la feria el día 8 de septiembre. Y no solo por humanos…

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Foto de época. El palacio y su fuente la Zarina en su explendor

Hay que cruzar el río para llegar, por tanto estaréis en Cuenca sin necesidad de pasaporte, pero es curioso porque Villalgordo está a un tiro de piedra con honda. Todo el paraje está acotado por una valla… pero ríanse ustedes de las medidas de seguridad. Está cortada cada pocos metros, que si no te gusta este hueco, pues entro por aquel otro…

El ambiente es fantasmagórico… y más en enero soplando un viento que chilla entre ramas y viejas puertas. Es de esos edificios que de vez en cuando la gente recomienda para hacer psicofonías o lugares donde el tiempo se detuvo y las mecedoras siguen meciéndose las noches de luna llena.

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Balconada superior

El complejo palaciego hay que dividirlo en tres sectores: Entrada, fábrica y palacio. Por ponernos al corriente hay que decirque se empezó a construir en 1902 por Enrique Gosálvez y Fuentes de Álvarez. Abandonado en la década de 1960, por la decadencia de la familia Gosálvez y tras el fallecimiento en 1964 de Modesto Gosálvez y Fuentes Manresa. Saqueado y expoliado desde entonces por visitantes, turistas y vecinos del pueblo: “¡María voy al palacio a por unas tejas!” “¡Paco tráete unas puertas para el comedor!” “¿Quieres unas baldosas hidráulicas?”… Y así todo, el tiempo y el polvo no hacen tanto destrozo como el ser humano. En 1993 se declaró BIC (Bien de interés cultural), y en 2006 la «Asociación Amigos del Palacio de los Gosálvez y su entorno» consiguió que el empresario hotelero Núñez Ruiz lo comprara para su rehabilitación: hotel, salones de bodas, golf… era el futuro que se abortó a partir del 15 de septiembre de 2008 con la quiebra del Lehman Brother… digo yo.

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Entrada antigua al complejo palaciego y fabril

La ENTRADA al complejo estaba jalonada por dos garitas que aún guardan el esplendor de antaño. Cúpulas cuadrangulares azules que destacan hoy en día entre un paisaje melancólico. Esa fue la entrada a la fábrica, al palacio y a la aldea “Las Casillas” en donde 300 empleados vivían. Esta última tenía escuela, puesto de socorro médico y capilla propia como no podía ser menos en la época. Ahí también están las caballerizas.

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La maltrecha iglesia, con su retablo cerámico saqueado

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Iglesia y detalle del altar

La Iglesia, de una sola nave aún luce su altar al raso. Lo único que queda cubierto es una pequeña y casi ridícula sacristía junto al ábside neo-gótico. El altar muestras las iniciales E.G., y no del que fuera nuestro abuelo Emilio Gento, sino de Enrique Gosálvez.

La FÁBRICA, principal industria de la zona durante años, era de conservas, de bebidas alcohólicas, una fábrica de harinas y otra de hilados. Que junto a una papelera (de la que solo queda los cimientos y los arcos para que al agua pasase y produjera le energía necesaria) fueron el motivo de tamaña obra. Aún se aprecia el tejado escalonado típico de la “Revolución Industrial” londinense, con el fin de hacer ventanales en ellos y así que los obreros trabajasen más tiempo con luz.

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Fábricas

La papelera «Puente de Don Juan» fue el primitivo origen de todo. Data del s. XIX, y que se convirtió en la segunda fábrica en España de papel continuo. Su producción fue trasladada durante la Guerra Civil y el edificio fue abandonado.

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Castillo que confrenta con el paseo de plataneros centenarios

Muy cerca se encuentra un castillo, casi de juguete, en línea recta con la entrada y la fábrica (es por aquí el acceso secreto del turista tras sortear de manera clandestina y furtiva la primera valla).

Desde ahí surge un paseo lleno de espectacular belleza. Plataneros con más de 150 años emergen altivos al lado del camino que lleva al palacio. Recorrer esos 50 metros en silencio sobrecoge. Puedes oír el traqueteo del cabriolé del señor llegando a casa… La verdad es que yo oía voces… y os diré más lectores, yo ví niños correr… y al fondo vi hombres andar muy despacio… al final le dije a mi amiga Carmen: “Oye… ¿tú también ves esos niños correr allí?”; me tranquilizó la respuesta afirmativa, y es que señores lo que os he dicho, el palacio está transitadísimo.

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Los mudos plataneros que invitan al palacio

El PALACIO es una maravilla. No puedo imaginar el esplendor que pudo llegar a tener. De estilo francés versallesco (vamos que os podéis ahorrar un viaje a París cambiándolo por Villalgordo y contorná), con detalles modernistas típicos de la época. Tiene una parte central y dos alas laterales que forman una placeta en donde estuvo la Zarina. «La Zarina» fue una fuente a los Gosálvez por Alejandra, la esposa del zar ruso Nicolás II. No vayáis a buscarla… ahora estará en algún chalete de la zona, junto a las tejas de zinc saqueados, al igual que gran parte del palacio.

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Ala derecha del palacio y lugar de la «Zarina»

Yo al palacio no me asomé mucho, más allá de donde me aconsejó la virtud cardinal llamada Prudencia. Así que nos fiaremos de otros intrépidos aventureros, que osados ellos, no solo exploraron el palacio, sino que lo dejaron escrito en los libros de historia llamados wiquipedia:

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Maltrecha chimenea, cuyos atlantes han sido decapitados

Ala Central: Este consta de dos plantas y una tercera integrada en el tejado. Su planta mide 12,6 m. de ancho por 32 m. de largo. Además, el edificio cuenta con un gran balcón de 9 m. de largo en su entrada principal y una pequeña torreta en el centro del tejado que sirve de mirador. El tejado era de zinc y fue saqueado al igual que gran parte del palacio, quedando solo el tejado de madera que estaba revestido de zinc.

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Salón principal que deja ver el sótano y la chimenea de carbón

En el interior, entrando por la puerta principal, nos encontramos con una gran entrada y una chimenea de carbón. También hay una escalera imperial, que está muy deteriorada, y otra escalera de caracol. El mobiliario fue saqueado y las decoraciones de techo y paredes están en muy mal estado.

Ala Izquierda: Tiene un ancho de 13 m. por unos 40 m. de largo, dando lugar a un espacio de 520 m². En el interior se encontraba una gran estancia llamada sala de los espejos. Esta contenía una fuente artificial y dibujos. También había otra estancia que contiene una chimenea con la insignia de Enrique Gosálvez.

Ala derecha: Idéntica en dimensiones y distribución a la otra ala, esta sala contiene pequeñas habitaciones y aseos, una cristalera y la mayor entrada al sótano.

 

 

 

 

Categorías: 2016 - Viajes del año, Villalgordo del Júcar | Etiquetas: , , | 5 comentarios

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