2012 – Viajes del año

El Ecce Homo de Cecilia, Borja -Zaragoza. 2012-XI-10

Ha  pasado un año y lo recuerdo como si fuera ayer. El día 7 de agosto de 2012 España entera se levantaba sobrecogida con al noticia del Ecce Homo de Borja (Zaragoza). ¡Qué digo España! ¡Europa entera y parte del extranjero! Aquel día un corresponsal de la BBC en Europa dijo que la obra restaurada se transformó en un «esbozo de un mono muy peludo con una túnica mal amarrada». Decirnos eso a nosotros: Reserva Espiritual de Occidentes, Espada de Trento, Martillo de herejes durante siglos…

El salitre tuvo la culpa...

El salitre tuvo la culpa…

El caso es  que durante semanas la pintura acaparó telediarios, portadas, reportajes, entrevistas… dando la noticia la vuelta al mundo. Autobuses enteros de turistas, llegados desde los más variopintos lugares del planeta, se daban cita en Santuario de la Misericordia de Borja, pueblo al norte de Zaragoza, para ver la restauración hecha por nuestra amiga Cecilia.

Se habló de recuperar la pintura original... o de nuevas propuestas

Se habló de recuperar la pintura original… o de nuevas propuestas

Os pongo al día, Cecilia Giménez, paisana de Borja, aficionada a la pintura… decidió una buena mañana, así sin más, restaurar una pintura mural pintada por el profesor Elías García (1854-1934) sobre el yeso del Santuario. Sin encomendarse a Dios ni al diablo, cogió sus pinceles y se puso a la faena: “que tapo un desconchón por aquí, que coloreo por allí, que mira que guapo estás quedando… que vas a ser la envidia de todo el mundo…” De aquellas que sale un viaje con los jubilados, y Cecilia se va de veraneo… sorprendiéndole la noticia  en pleno viaje. Cuando regresó a Borja el cisco ya estaba montado. Y ella, a sus 85 años, sólo decía aquello de “pero si está sin terminar, si yo me fui de viaje y lo deje a medias, y mira la que me habéis liado…”. Disgustada estaba la mujer, menudo sofocón, no era para menos.

Creo que la frase manchega que mejor definiría la situación sería: «-Vaya pisto has armao, Tomate».

El pensamiento que en aquellos días más repetíamos Carmen, Coral y un servidor de ustedes era: «No doy crédito».  Y es que señores, aquello nos lo cuentan a los españoles veinte años antes y pensamos que es el argumento surrealista de una película de Buñuel o delirios oníricos de Dalí, pero nunca un hecho que se materializaría. La guinda fue ver cientos de nuestro pequeño Ecce Homo desfilar por las calles de EEUU la noche de halloween.

La imaginación popular llegó al límite

La imaginación popular llegó al límite

Así fue como el 10 de noviembre de aquel año nos fuimos los tres (Corita, Mentxu y yo) a ver la pintura. Aquello no nos lo podían contar, lo tenían que verificar nuestros ojos.

Rumbo a Zaragoza montados en el Huevo de Cor, llegamos a Borja con el sol puesto y el tiempo justo; cerraban el Santuario y no teníamos tiempo material para recrearnos en tontunas.

El Santuario está, como suele ser habitual, en la parte alta del pueblo, delante de una placeta arbolada. Data del siglo XVI, aunque sus orígenes se remontan a la centuria anterior.   La iglesia de una sola nave, de estilo popular, tiene un ábside poligonal (s. XVI) y varias capillas laterales. Posee una bóveda de lunetos construida en el s. XVII. La decoración en general y el altar mayor en particular siguen los cánones del arte barroco español (s. XVIII).

Detalle del Altar Mayor y de la bóveda

Detalle del Altar Mayor y de la bóveda

En uno de los contrafuertes de las referidas capillas se encuentran varios frescos, el inadvertido San Ignacio de Loyola y el polémico Ecce Homo.  Cuando pasamos, después de pagar religiosamente nuestro euro para causas benéficas, vimos la obra, no sin antes quedar deslumbrados por los flashes de los turistas.

Nosotros SÍ que estuvimos allí

Nosotros SÍ que estuvimos allí

La pintura tenía más seguridad que las Meninas de Velázquez en el Prado, y no os miento mis queridos y boquiabierto lectores. Tenía un panel protector de metacrilato y un cordón de seguridad para que los curiosos (como mis amigas y yo) no se acercaran. Sólo faltaba una pareja de la Guardia Civil a cada lado de la pintura. Me recordó cuando hace años, en 1997, visité el Guernica en el Reina Sofía y aún tenía un cristal protector (hoy desaparecido) por si algún nostálgico de tiempos pasado dañaba la obra de Picasso. Pero ver aquellas medidas en Borja, y que el encargado de cobrar la entrada nos echara la bronca porque retiramos el cordón rojo que nos impedía hacer buenas fotos, diciendo: -«¡¡Esto en el Louvre seguro que no lo hacéis!!» resultaba cuando menos kafkiano.

Santuario de la Misericordia y su celoso guardián

Santuario de la Misericordia.  En la sombra, junto a la puerta, su celoso guardián

A la hora en punto aquel hombre apagó las luces y nos echó a todos con cajas destempladas. Como si aquel hito de referencia mundial, nuevo icono del por-art, no tuviera importancia. Como si le sentara mal que Borja se conociese por aquella pintura…  ¡con la de turistas que habrá llevado! Yo firmaría para que el Ayuntamiento le diera una paga vitalicia a Cecilia, embajadora de Borja.

Ayer salía una nueva noticia, Cecilia, con la que me hubiera gustado merendar aquella tarde, ha dibujado un nuevo Ecce Homo que servirá para ilustrar las etiquetas de unas botellas de vino. Si me queréis… ¡compradme una! que brindemos por la restauradora y por los buenos «raticos» que nos ha dado durante este año.

Diario Información. El Ecce Homo sigue de actualidad

Diario Información. El Ecce Homo sigue de actualidad

PD: No, no vendían postales, ni camisetas, ni tazas, ni gomas de borrar… porque os hubiera comprado a todos cosas.

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El Cutty Sark en Londres -Inglaterra. 2012-IV-19

Como bien sabrán mis lectores, cada mañana voy a trabajar en bicicleta… aún no le puesto nombre de manera oficial, a la bicicleta digo, pero dadme tiempo. Me pongo mi casco y mis cascos, y salgo pitando como si de una contrarreloj se tratase, pero no logro bajar mi marca desde hace semanas.

El caso de mi entrada es que en el trayecto voy escuchando el programa Las mañanas Kiss con Cristina Lasvignes, Alfredo Arense y Marta Ferrer… os puedo asegurar que más de un conductor se aparte de mí cuando ve que me voy riendo a carcajadas, vamos que pensarán que soy un ser trastornado.

Últimamente meten una cuña publicitaria del whisky Cutty Sark, sí sí, ese de la botella verde y la etiqueta amarilla con un barco… La publicidad comenta  locales clandestinos, prohibidos y exclusivos; vamos que saben bien cómo captar la atención. Hacen alusión a la Ley seca norteamericana, cuando en los años 20 se prohibió el alcohol mediante la enmienda XVIII de la Constitución. De esta forma aparecieron de manera generalizada el contrabando (lo que viene siendo en España el straperlo), los gángsteres y los lugares clandestinos donde beber y bailar unos charlestones… Era América, no pretendáis queridos lectores que bailaran zarzuelas.

Deberían pagarme por esto...

Deberían pagarme por esto…

Aquellos lugares podían estar detrás de un espejo de una peluquería, que servía de puerta secreta, así la policía veía secadores, sillas y rulos, cuando realmente en la trastienda se estaba organizando una fiesta exclusiva y que sólo se podía asistir con invitación y/o contraseña; acordaos de la escena de la Funeraria Mozarella en Con faldas y a lo loco  de Billy Wilder por ejemplo, que recreaba el Chicago de 1929. Vamos señores, que eso de que te llegue un mensaje al móvil con el lugar de la rave no es invento de ahora.

En aquellas fiestas se bebía en taza de desayuno… para que no se viera el contenido; y en el imaginario popular quedará Al Capone entre otros. Hoy se quiere recuperar ese espíritu de exclusividad con Cutty Sark y sus Secret Club.

El whisky fue creado el 23 de marzo 1923 en la región de Escocia. El dibujo del barco Cutty Sark en la etiqueta de las botellas es obra del sueco Carl Georg August Tallin, que fue un pintor marino; y se puso en las botellas de whisky en 1955.

Y os preguntaréis… ¿para qué tanto rollo? Pues para llegar a mi viaje a Londres en abril del año pasado, porque visité in situ al barco Cutty Sark. Sí señores… ¿qué pensaban? ¿qué no existía? Pues no, ahora cada vez que paso por el Mercadona y veo una botella la señalo y digo: allí estuve yo.

El Cutty Sark en Londres

El Cutty Sark en Londres

Me llevó a ver esta curiosidad  mi amiga Cristina, que ya es casi nativa de aquellas frías tierras.

Es un velero del tipo clipper (eso dice la wikipedia). Construido en Escocia y botado el 23 de noviembre de 1869. Perteneció a la marina mercante y se usó para el comercio de té entre China y Londres (ya sabéis como son estos ingleses con su té de las “cinco o’clock”). Cuando los veleros cayeron en desgracia en pos de la modernidad del vapor se vendió a los portugueses, quienes se lo llevaron a Sudáfrica. Pasado el tiempo se volvió a comprar, se remozó, y ahora es un museo. En 2007 sufrió un aparatoso incendio que aún hoy se está reparando.

Cutty Sark

Cutty Sark

Por si alguien quiero visitarlo está en dique seco, en Geenwich, eso es, donde el meridiano, que también lo visité… pero eso es ya otra historia.

PD: Rosa, no tengo reseña culinaria en esta entrada… como no queráis tarta al whiski…

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